lunes, 14 de marzo de 2011

MÁLAGA DICE ADIOS AL ORIGINAL PASAJE DE HEREDIA

EL PASAJE HEREDIA EN MÁLAGA, PRIMER PASAJE COMERCIAL DE ESPAÑA

El Pasaje Heredia (o “Pasaje de Heredia”) es un magnífico hito urbano, uno de los más claros exponentes materiales de la sociedad, la ideología política, la economía, el urbanismo y la cultura del siglo XIX en Málaga, en cuya historia se mezclan los principales símbolos decimonónicos más fácilmente reconocibles: desde los personajes de Heredia y Torrijos, las revoluciones liberales burguesas, la industrialización y los primeros Altos Hornos de España, hasta el inicio de la actual sociedad democrática y de consumo.

Como tal símbolo, el Pasaje de Heredia debía pues formar parte del Patrimonio Histórico con especial protección. Sin embargo, durante décadas, los distintos representantes políticos de la ciudadanía nunca lo estimaron necesario.

PGOU de Málaga - PEPRI Centro
Sector Plaza de la Constitución y Pasaje de Heredia

Es por ello que, en este año 2011, de este especial símbolo de nuestra Historia, del pasaje comercial no queda ya prácticamente nada porque la pasividad de la práctica totalidad de la ciudadanía –en la que, tristemente, también se ha de autoincluir el aquí firmante y autor de este blog– ha permitido que la ceguera y sinrazón de una clase política local y regional, junto al afán especulativo de los promotores inmobiliarios y sus arquitectos “a sueldo”, que no comprenden la importancia de la conservación integral del Patrimonio Histórico, hayan destrozado para siempre la integridad del original Pasaje de Heredia en Málaga.

Málaga. Plaza de la Constitución y Pasaje de Heredia 1940-2011
Detalle de la "armónica" fachada del
nuevo bodrio arquitectónico del
Pasaje de Heredia / Plaza de la Constitución
que tan bien respeta el estilo tradicional del
urbanismo malagueño del siglo XIX.
Apréciese especialmente el magnífico
"hierro forjado" de los balcones
Fachada trasera del nuevo edificio contenedor
del Pasaje Heredia de Málaga, ahora tapiado y
acristalado, creando un pésimo contraste frente
a la arquitectura histórica tradicional malagueña
Interior del Pasaje Heredia, en la actualidad,
donde se ofrece una más que fidedigna reproducción
del más puro estilo decorativo tradicional
de la Málaga del siglo XIX, de modo que
el paseante puede sumergirse sin dificultad
en el ambiente típico de la época.

EL CONTEXTO HISTÓRICO DEL PASAJE DE HEREDIA EN MÁLAGA

El proceso histórico que pone fin al Antiguo Régimen y marca el inicio de la civilización contemporánea occidental, y que finalmente deviene en la actual sociedad de consumo post-moderna y nihilista, se prolonga durante varias décadas, según países, desde finales del siglo XVIII hasta mediados del siglo XIX.

En España, la invasión napoleónica y la Guerra de la Independencia representan el comienzo de las revoluciones liberales, que alcanzan su cénit en el conocido como Sexenio Democrático, y que se plasma en un largo proceso de reemplazo de las estructuras sociales, políticas y económicas tradicionales y su sustitución por un nuevo sistema más acorde con los intereses de la burguesía, el nuevo grupo que pretende acceder al poder.


Cuadro alegórico de las Cortes de Cádiz de 1812
Así, se crea una nueva organización política, con la soberanía aún en manos del rey, pero ahora con una Constitución como Ley máxima; se configura un Estado moderno con nuevas instituciones y una nueva división administrativa, y la economía, ahora capitalista, se liberaliza, despojando al Antiguo Régimen de gran parte de sus bienes mediante las desamortizaciones.

En este contexto, la ciudad de Málaga, muy pujante económicamente y gran innovadora por entonces, jugó un papel protagonista en el transcurso de estos acontecimientos y en sus “clubes democráticos”, constituidos por los nuevos burgueses capitalistas, se fraguan no pocos de los principales intentos –como el del General Torrijos– por materializar los referidos cambios políticos, sociales y económicos.
Ferrería La Constancia
De este modo, el Pasaje de Heredia fue construido, a partir de la Desamortización de Mendizábal, sobre los terrenos y edificios expropiados y derribados en 1836, previamente ocupados por la Ermita-Capilla de Santa Lucía y la Cárcel Pública, lugar éste último en que fueron encerrados en diciembre de 1831 los acompañantes del General Torrijos (a él lo aislaron en el cuartel de Mundo Nuevo), durante los días previos a su fusilamiento comunal en las playas de San Andrés.
Cuadro alegórico del fusilamiento del General Torrijos

LOS PASAJES COMERCIALES COMO NUEVO ESPACIO REFLEJO DE LA NACIENTE SOCIEDAD DE CONSUMO
La adopción de nuevos conceptos, de otras formas de “sensibilidad”, exige así la creación de nuevos espacios del consumo, en los que los pasajes comerciales, con sus escaparates, no son sólo presentación de lo producido, son también el inicio de la cultura del simulacro.


Familia de la alta burguesía malagueña del siglo XIX
De hecho el pasaje comercial no es sino una representación “artificial” de la calle tradicional, sobre la que se ejerce un especial control, sobre su diseño, sobre el horario en que permanece abierto, sobre quién puede pasear por ellos, etc. El pasaje comercial adquiere pues una especial importancia por su valor alegórico.

Hay por tanto un giro fundamental en lo espacial y su representación. Pero no en el sentido ambientalista abstracto, sino en el de la ciudad que se rompe con la descentralización del mercado, donde los pasajes comerciales y las nuevas avenidas son el emblema de ello. En el plano de los sujetos, supone el revestimiento íntimo de una urbanidad metropolitana: es un espacio múltiple y multiforme de relaciones y de consumo.

En el referido contexto histórico, se inician pues nuevos modos de presentación y relación con las mercancías, siendo especialmente destacables las mutaciones que se producen en los espacios y en los tiempos.

Surge así el pasaje comercial donde los negocios incorporan escaparates, en los que la mercancía pasa a exhibirse, solicitando la mirada del transeúnte, especialmente de aquellos individuos pertenecientes al nuevo grupo social pujante  –la burguesía– para los que la pulsión de mirar, el impulso irrefrenable a no apartar la mirada, a ver cuanto más, mejor, se ve alentada en el nuevo espacio del pasaje comercial y, más tarde, de los grandes almacenes.


Escaparate parisino a comienzos del siglo XX
A partir de los pasajes comerciales, y hasta hoy, cada comercio se convierte en un decorado, y una sucesión de ellos en un largo escenario ante el cual desfila el espectador, integrado en multitudes compactas, como si estuviese ante un regalo visual preparado exclusivamente para su satisfacción.

Y más, con buena iluminación. Ver y hacerse ver la exigen. Y mostrar de manera atractiva la oferta de cada comercio, en un pasaje comercial, también. Para el mercado callejero, que se beneficia de la claridad del día es innecesaria, pero cuando queda encapsulado, hay que animarlo con una iluminación adecuada y sugestiva. Cuanta más, mejor. Por eso la luz cenital -con claraboyas o al aire libre- de los pasajes comerciales. Por eso, igualmente, en ellos tuvieron lugar los primeros ensayos de las lámparas de gas.

En suma, los pasajes comerciales de la ciudad son el escaparate metafórico de un tiempo y una contundente señal de la apoteosis de una casta social y su ideología.

LOS ORÍGENES DEL PASAJE DE HEREDIA

Aunque en última instancia la idea del pasaje comercial pudiera remontarse al bazar oriental, el origen inmediato de esta tipología arquitectónica se encuentra en el París de finales del siglo XVIII y primera mitad del XIX, a partir de los mercados callejeros y en un fenómeno vinculado a factores como la favorable coyuntura del comercio textil y la aplicación de la arquitectura de los nuevos materiales, pues con los pasajes comerciales e invernaderos comenzó la construcción en hierro. Aunque el precedente inmediato se encuentra en las galerías del Palais Royal, el primer pasaje comercial entendido como tal es el Passage Du Caire, abierto al público en 1786.


Passage Du Caire, Paris
Desde París, el modelo de pasaje comercial se extendió por Francia y por Europa, de manera que a lo largo de las primeras décadas del siglo XIX las más diversas ciudades (por ejemplo, el afamado Burlington Arcade se inauguró en Londres en 1819) conocieron la construcción de pasajes comerciales, desde los grandes complejos de las metrópolis que muestran una inusitada riqueza constructiva y ornamental, hasta los pasajes de capitales de provincias que ofrecen una versión reducida del modelo constructivo original, tanto en dimensiones como en espectacularidad.
Burlington Arcade, Londres
La moda del pasaje comercial también, lógicamente, llegó a España, y su primera materialización efectiva tuvo lugar no precisamente en las grandes urbes como Madrid o Barcelona, sino en la ciudad de Málaga, con la construcción en 1836-1837 del Pasaje de Heredia, el pasaje comercial más antiguo de España pues son posteriores a esta fecha todas las demás referencias en España, como los primeros pasajes comerciales de Madrid (el conocido como de “San Felipe Neri”, de 1839-1840, o los de “Matheu”, 1843-1848, o el de “Murga”, de 1845; año éste último en que vio la luz el también primer pasaje comercial de la ciudad de Barcelona, el de “Bernardino”. En Sevilla habría que esperar hasta 1878, con el Pasaje de González Quijano, y en Valencia (“Ripalda”), Zaragoza (del Comercio o “Ciclón”) o Valladolid (“Gutiérrez”), hasta la década de 1880.
Retrato de Manuel Agustín Heredia
Es Manuel Agustín Heredia, uno de los grandes promotores –junto a Larios, Loring, etc.– del despegue industrial de Málaga en el siglo XIX, quien compró los solares resultantes del derribo de los edificios de la Cárcel y de la Capilla de Santa Lucía en la actual Plaza de la Constitución, y es él, por tanto, el responsable del encargo –según parece realizado al arquitecto Cirilo Salinas Pérez– y la edificación del primer pasaje comercial de España, que finalmente se conocería como Pasaje de Heredia.


Lo que han podido leer hasta ahora, no es un trabajo de redacción original (salvo la creación de una base de datos cronológica de pasajes comerciales en España), sino simplemente una ardua labor de recopilación y síntesis de documentos diversos, localizados en Internet, creados por muy diversos autores de todo el mundo en las últimas décadas. Si alguien tiene especial interés, puedo pasarle la lista bibliográfica.

HOMENAJE A JOSÉ LUIS SOUTO, UN CIUDADANO QUE SÍ HIZO ALGO POR TRATAR DE SALVAR EL PASAJE HEREDIA

El Sr. D. José Luis Souto, vecino de Málaga, remitió a diversas autoridades públicas y medios de comunicación –entre ellos la Revista El Observador, de la que reproduzco literalmente– una carta “abierta” en la que denunciaba hace ya dos años y siete meses, el grave atentado contra el patrimonio histórico que el proyecto de remodelación del Pasaje de Heredia –aprobado por (h)Ay!Untamiento de Málaga y Consejería de (in)Cultura de la Junta de Andalucía– implicaba.


Nuestras felicitaciones por su labor, aunque ésta haya resultado infructuosa, al Sr. José Luis Souto, de quien hemos podido saber que, al menos desde los años 1970, lucha por la salvaguarda del patrimonio histórico en toda España.

El edificio del céntrico pasaje de Heredia y su reconstrucción especulativa: un nuevo crimen contra la memoria colectiva de Málaga
CARTA abierta a la Consejería de Cultura, el Ayuntamiento de Málaga, la Universidad y la Academia de San Telmo.
DENUNCIO públicamente que en el edificio del pasaje de Heredia, sito en la plaza de la Constitución, con vuelta a las calles de Granada, números 1, 3 y 5, Santa Lucía, números 1, 3 y 5 y San Telmo, número 1, se están llevando a cabo unas obras de reconstrucción especulativa con proyecto del arquitecto Juan Pedro Fernández Martín (licencia 402, de 3 de agosto de 2007), que supondrían una total desvirtuación o alteración de este inmueble histórico-artístico, levantado hacia el año 1837 según trazas atribuibles a Cirilo Salinas Pérez, y que constituye uno de los ejemplos más importantes a escala española de esta tipología residencial-comercial tan característica de la primera burguesía capitalista.
LA bárbara actuación en curso mantiene al parecer los muros exteriores de la casa y las galerías del pasaje, pero con dos gravísimas modificaciones o actuaciones de macización y colmatación que arruinan la imagen y funcionalidad de los elementos originales. Por una parte, se añaden nuevos pisos a los actuales y, por otra, se prolonga la fachada que da a la plaza de la Constitución de forma que la calle de entrada al pasaje queda reducida a una puerta en planta baja, y todo ello mediante un diseño de gratuita agresividad que hace aún más lamentable esta propuesta tan destructiva para el propio edificio y para el entorno urbano citado.
CON tal brutal iniciativa, la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Málaga, tras la ilegal remodelación de la casa de Pedro de Mena para adaptarla al museo del pintor mercantil Revello de Toro, se vuelven ahora contra los testimonios materiales de la revolución liberal burguesa, que la actual oligarquía andaluza, máxime en su lamentable variante malagueña, contempla no ya con incomprensión, sino con odio. No se entiende que el alcalde y los demás ediles responsables de este miserable atentado contra la memoria del más esplendoroso momento histórico de la ciudad sean tan ignorantes como para ni siquiera sospechar la enormidad de su salvaje resolución.
SOLICITO la inmediata paralización de la obra y la reforma del proyecto para eliminar los excesos denunciados, así como la incoación de expediente de depuración de responsabilidades con pase del tanto de culpa, en su caso, a la Jurisdicción ordinaria, sobre el proceso de toma de decisiones que ha conducido a esta inaudita concesión de licencia, pues obviamente alguien debe responder de una determinación que, entrañando graves daños para el legado cultural de Málaga, redunda en ilegítimo beneficio de unos concretísimos intereses económicos. Me comunican verbalmente en la Gerencia de Urbanismo que la casa carecía de la pertinente protección. ¿Por qué, y a instancias de quién?
FINALMENTE, y dado que este vergonzoso suceso pone más que de manifiesto la falta de profesionalidad, la indocumentación y la mala fe con que el ayuntamiento –desde el alcalde, Francisco Torre, hasta sus ejecutores y voceros– trata el desgraciado patrimonio histórico de la localidad, gran parte de cuyo caserío anterior al siglo XX se encuentra abandonado y en ruinas porque la corporación se niega a aplicar la ejecución subsidiaria o acción sustitutoria, estimo que, lejos de apoyar la candidatura de Málaga como “ciudad de la cultura 2016”, debemos solicitar que se rechace, y con expresa condena moral del incivil comportamiento de sus ediles. Los derribos y sustituciones especulativas que proliferan en el casco antiguo y sus proyecciones exteriores configuran un modelo monstruoso de anti-cultura sin apenas parangón en las sociedades tercermundistas, y que en las desarrolladas serían castigados con arreglo al código penal, pues constituyen verdaderos crímenes contra la memoria colectiva de Málaga, de Andalucía y de España. Cuando en función de los escasos y mal llevados monumentos, o del fracasado Museo Picasso, muestro esos barrios a los pocos visitantes extranjeros de alto nivel sociocultural que incomprensiblemente surgen aquí entre los típicos del chiringuito y la alpargata, se me cae la cara de vergüenza.
José Luis Souto, vecino de Málaga