jueves, 31 de marzo de 2011

Sobre la restauración, rehabilitación y renovación de Edificios Históricos... o cómo pervertir la imagen de un inmueble centenario

RENOVACIÓN, REHABILITACIÓN, RESTAURACIÓN, EDIFICIO HISTÓRICO, CALIDAD

Las Ordenanzas PEPRI, al igual que otras Leyes y Normas, no son ni mucho menos perfectas, y traemos hoy a este blog una muestra excepcional de esta afirmación,  materializada en la reciente renovación de un pequeño edificio situado en el número 5 de la Calle San Juan, lindando su parcela con la de la Iglesia de San Juan en su fachada trasera.
Ejemplo de pésima renovación (sustitución) pseudo-mimética
recientemente llevada a cabo en un
edificio centenario del Centro Histórico de Málaga

Este edificio no estaba incluido en el Catálogo de Protecciones Arquitectónicas del PEPRI Centro y la única información que hemos podido encontrar sobre el inmueble es la correspondiente al Catastro, que sitúa cronológicamente su construcción en algún momento anterior a 1900.
Encuadrable en el estilo arquitectónico Ecléctico, el edificio presentaba singularidades dentro de su grupo, pues incluía una mezcla entre el estilo Malagueño Decimonónico Típico y el Neoclásico, representado fundamentalmente por la profusión en su fachada de molduras estucadas, así como una cenefa labrada, justo bajo el alero del tejado, claro recuerdo de los templos clásicos (por supuesto de forma notablemente más humilde).
También destacaba, por su singularidad, la presencia de dos grandes molduras simétricas bajo el balcón de la segunda planta y justo por encima del dintel del hueco de la primera planta, que, sin disponer de datos contrastados al respecto, nos aventuramos a explicarlo con una hipótesis, según la cual, en algún momento de la segunda mitad del siglo XX (c.1970-1990), el local en planta baja fue remodelado y una de las molduras, que pudo haber estado bajo el balcón de la primera planta, suponía un problema para la colocación de una caja de persiana de cierre de la puerta del local comercial, de modo que fue retirada de su lugar original y se reubicó en la posición que ha venido ocupando las últimas décadas.
Cabe por supuesto también la posibilidad de que dicha moldura ocupara esa posición desde el momento de la construcción original del edificio, pero parece poco probable pues el arquitecto que lo diseñó respetó las debidas proporciones y el equilibrio compositivo en toda la fachada, excepto en lo referente a esta moldura que, sin embargo, si se ubica bajo el balcón de la primera planta, sí devuelve un perfecto equilibrio compositivo.
Hipótesis sobre la disposición original de ciertos elementos decorativos en la fachada
Planteadas estas cuestiones previas, pasamos ahora a describir los resultados de la renovación efectuada, que consideramos reúne todos los requisitos para ser calificada de perfecto ejemplo de pésima labor de renovación (añadimos a posteriori, según informaciones recibidas,  que el edificio no fue restaurado, sino completamente demolido y edificado "de nueva planta"-esto es: renovado-, sin mantener pues ningún elemento histórico original,  salvo la pésima copia de diseño estilístico de la fachada).
En primer lugar, destaca la modificación de colores habida, en la que se ha provocado una inversión cromática, entre el fondo del lienzo de fachada y las molduras sobresalientes. La fachada estaba pintada de color amarillo (tonalidad más oscura) y las molduras de color blanco (tonalidad más clara), pero tras la renovación, se ha aplicado color blanco “roto” (tonalidad más clara) a la fachada mientras que las molduras se han pintado de un suave color beige (tonalidad más oscura). Asimismo, las molduras que enmarcan los huecos en ambas plantas, han sido pintadas de idéntico color que el lienzo de la fachada. Este conjunto de cambios, aparentemente nimios, ha provocado un efecto muy notable, que ha desvirtuado completamente la imagen del edificio.
Los nuevos herrajes empleados, en segundo lugar, presentan un estilo de forja muy diferente de los originales, que, por desgracia, incluyen además unos remates de bolas metálicas que originalmente no existían. El color negro sí se ha respetado.
En cuanto a las molduras, algunas han visto alteradas sus proporciones, tal y como en las fotografías comparativas puede observarse (cabe en este punto especificar que la fotografía del estado anterior del edificio se ha obtenido de la página web del COAAT, a partir de un magnífico trabajo de catalogación realizado en el año 1998).
Por otra parte, la cenefa superior, que recorría en banda horizontal toda la superficie de la fachada justo bajo el alero del tejado, y que estaba realizada en estuco, al igual que el resto de molduras, ha sido sustituida por una banda alicatada con azulejos alternos, unos de diseño plano y otros de diseño geométrico de reminiscencias hispanomusulmanas cuya elección nos resulta imposible comprender.
Ambos huecos y sus respectivos balcones se han visto elevados, respecto a la horizontal de la fachada, aproximadamente 20 centímetros, tal vez por requerimientos del código técnico de la edificación (desconocemos esta cuestión), pero, en cualquier caso, ello ha alterado significativamente el equilibrio compositivo original.
Finalmente, cabe destacar que desconocemos el material empleado para sustituir la carpintería original, que era de madera, y que intuimos será ahora de aluminio, pues se han añadido sendas persianas de material plástico por delante de dicha carpintería, de modo que al estar cerradas completamente y ser de un color casi idéntico al del lienzo de la fachada, terminan por romper definitivamente el equilibrio compositivo original, ya que anteriormente la carpintería de madera estaba pintada de color marrón oscuro, lo que aportaba un cuarto color al edificio, mientras que actualmente solo se pueden observar tres colores  (blanco “roto”, beige y negro) que apenas contrastan entre sí, generando pues un efecto visual de “planicie”, salvo en el caso de los herrajes, que ahora destacan sobremanera, lo cual representa un efecto muy negativo al considerar su estilo de forja, tan poco parecido al original y que nos recuerda en gran medida a los que pueden observarse en numerosos chalets del Puerto de la Torre, donde también abundan los azulejos de estilo neo-hispanomusulmán.
Para esta resnovación de un edificio centenario recientemente llevada a cabo en el Centro Histórico de Málaga no puede haber otra conclusión más que considerar que la belleza del edificio original se ha perdido definitivamente, siendo sustituida por un auténtico pastiche, cuyo impacto puede considerarse muy grave al estar localizado el inmueble colindando con la magnífica arquitectura de la Iglesia de San Juan y sus murales dieciochescos ya recuperados.