sábado, 5 de noviembre de 2011

Edificio San Agustín-Echegaray, gentrificación y fachadismo en el BIC Conjunto Histórico-artístico de Málaga

Fachadismo en calle San Agustín 11 y calle Echegaray 7, BIC Centro Histórico de Málaga
Fachadismo en calle San Agustín 11 y calle Echegaray 7, BIC Centro Histórico de Málaga
El gobierno de esta ciudad, cuyo alcalde define como genial y cultural, concede dos nuevas licencias de obras para demoler casi en su totalidad sendos edificios históricos teóricamente protegidos por la Ley de Patrimonio Histórico y el PEPRI.

Se trata de la promoción que ya está en fase de ejecución de obras afectando a un inmueble de estilo barroco y aproximadamente 300 años de antigüedad, localizado en calle San Agustín 11, así como a otro inmueble, en este caso de estilo ecléctico (decimonónico burgués malagueño), localizado en calle Echegaray 7 y con cerca de 150 años de antigüedad.
Los responsables de este nuevo acto de destrucción del Patrimonio Histórico arquitectónico son, en primer lugar, el ya citado Ayuntamiento de Málaga, quien concede la licencia de obras a cambio de suculentas tasas urbanísticas que vendrán a contribuir un poco más al despilfarro generalizado del dinero público (como por ejemplo, la factura eléctrica por el aire acondicionado de la Gerencia de Urbanismo de Málaga). En segundo lugar, la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, Constitucionalmente (in)competente para proteger y conservar el Patrimonio Histórico Español. En tercer lugar, la iniciativa privada, representada por la promotora inmobiliaria Dumaya Promociones del Mediterráneo S.L., la constructora Construcciones Varom S.A., y el arquitecto Alfonso Valencia Peral.

FACHADISMO: DESTRUCCIÓN DEL PATRIMONIO HISTÓRICO INMUEBLE

El edificio de calle San Agustín 11 ya ha sido demolido desde los cimientos hasta el tejado, salvando para deshonra de los malagueños, la fachada, cual cáscara de huevo sin nada ya de valor patrimonial en su interior, que será completamente sustituido por materiales no históricos (y poco o nada ecológicos)  que vendrán a falsear un poco más el cada vez menos auténtico Centro Histórico de Málaga.
Desde el punto de vista del marco normativo de Protección del Patrimonio Histórico, esta actuación es estrictamente legal, ya que el inmueble cuenta con Grado de Protección II, que obliga exclusivamente al mantenimiento de su fachada.
Por otra parte, esta actuación, al implicar el tratamiento unificado de dos parcelas, altera pues la trama urbana histórica, pero nuevamente es del todo legal, ya que el PEPRI así lo contempla como posibilidad.
Cuestión aparte es el edificio de calle Echegaray 7, ya que cuenta con Protección de Grado I, por lo que, en teoría, no se puede llevar a cabo ninguna actuación más que la de restauración y/o rehabilitación, ya que “no incluye la eliminación de estructura alguna (…) y el cumplimiento de ordenanzas o, normas higiénicas oficiales, no justificará ninguna actuación rehabilitadora por encima de estos límites, cuya finalidad no es otra que la consideración del edificio como un todo a mantener y no únicamente sus características externas”, según especifica con rotundidad el artículo 18.3 del vigente PEPRI-Centro del BIC Conjunto-Histórico Artístico de Málaga.
Por el momento no hemos podido acceder, ni tan siquiera visualmente, a lo que tiene lugar en dicho edificio de calle Echegaray 7, pero mucho nos tememos que estará igualmente siendo “vaciado”, a pesar de que ello pueda ser constitutivo de delito contra la Ordenación del Territorio, según tipifica el vigente Código Penal en sus artículos 319 y 320, que recordemos no atañen a bienes patrimoniales históricos con “singular” protección (los BIC) sino a los que gocen de “especial” protección, como en este caso, al tratarse de un edificio con Protección de Grado I y para el cual la normativa urbanística vigente no autoriza ninguna obra más allá de la rehabilitación y, recordemos, la “renovación parcial” (término eufemístico con el que el PEPRI se refiere al fenómeno del fachadismo), va mucho más allá de la rehabilitación, pues supone la demolición casi total del edificio histórico protegido.
Si no se logra información por otro medio, habrá que esperar varios meses a la publicación de la siguiente fotografía de satélite de Google Earth, para observar si el inmueble ha sido “vaciado” y, en tal caso, cursar la oportuna denuncia ante la Fiscalía del Estado o directamente ante los Tribunales Españoles.
Para finalizar, cabe destacar el precio de la barbarie y la incultura: 1.301 m2 de superficie útil de 21 viviendas = 9,6 millones de euros = 7.395 €/m2; auténtica “ganga” (compárese con los 1.500-2.000 €/m2 de promedio para el total de la ciudad) que viene a intensificar aún más si cabe el imparable proceso de gentrificacióndel Centro Histórico de Málaga.[* Enlace externo: Geocrítica]
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