jueves, 3 de marzo de 2011

Más información sobre la demolición del edificio en Alameda Principal de Málaga 22

Tanto en el PGOU del año 1997 (aún vigente) como en el PGOU del año 2008 (casi, casi aprobado definitivamente), la fachada norte de la Alameda Principal de Málaga se encuentra casi en su totalidad con especial protección arquitectónica, salvo cuatro edificios que tan solo quedan regulados por las determinaciones generales de las Ordenanzas PEPRI (ver paneles gráficos adjuntos).
 
Se trata de dos edificios históricos, más dos bodrios arquitectónicos, éstos últimos producto del peor urbanismo de la época "desarrollista" de los años 1970 del siglo XX: una de estas arquitecto-defecaciones está en el número 20 de la Alameda Principal [EDIFEICIO-001], justo al lado del edificio recién derribado, y el otro bodrio arquitectónico, en el número 10 [EDIFEICIO-025], haciendo esquina con Calle Comisario. Ambos son torres de hormigón de estilo "Internacional" (subgrupo dentro del "Movimiento Moderno"), y los dos se encuentran "fuera de ordenación" según Ordenanzas PEPRI, en tanto superan notablemente la altura máxima permitida en la zona. Se entiende perfectamente que no gocen de especial protección arquitectónica; lo que no se puede entender es que alguien tuviera tan poco criterio como incrustar en esos lugares unos diseños tan incompatibles con la arquitectura tradicional del Centro Histórico de Málaga.


El primero de los dos edificios históricos sin protección arquitectónica especial es del número 44 de la Alameda Principal, el que hace esquina con el puente de Tetuán -más conocido por los malagueños "de antes" como el de "La Adriática"-, que fue construido en 1944 -en plena posguerra y dictadura franquista- y, a pesar de haber sustituido a un edificio casi centenario, su estilo arquitectónico (Racionalismo "temprano") es relativamente respetuoso con el entorno y la arquitectura tradicional del centro histórico de Málaga. Es curioso destacar que en el PGOU aprobado provisionalmente en junio de 2009, este edificio sí aparece con especial protección arquitectónica, aunque el grado más bajo (ambiental), si bien en las posteriores modificaciones del PGOU vuelve a desaparecer dicha protección especial.


El otro edificio, en el número 22 de la Alameda Principal (esquina con Calle Torregorda y trasera en Calle Panaderos) YA NO EXISTE pues en Málaga -¡Ciudad Genial!, cuasicapital cultural europea 2016- el respeto por el patrimonio histórico se pierde muy a menudo por variadas presiones especulativas cuyo origen y vínculos deberían ser profundamente analizadas en este particular caso.

Así pues, el edificio demolido recientemente era el único edificio con más de cien años que no tenía protección arquitectónica especial en toda la acera norte de la Alameda Principal, lo cual resulta difícil de comprender; y ello incluso teniendo en cuenta que la planta baja había sido drásticamente reformada según pautas funcionalistas y postmodernas, y, del mismo modo, se había añadido una planta ático en fecha indeterminada -pero muy probablemente antes de 1980- que rompía completamente con el estilo original del edificio.

Si los gobernantes de esta ciudad hubieran cumplido con el deber que les impone la legislación vigente sobre conservación y protección del patrimonio histórico, ambos elementos discordantes podrían haberse resuelto sin un coste económico excesivo, lo que, junto a una restauración respetuosa, habría devuelto al edificio su esplendor original.

Sin embargo, el edificio ha sido derribado sin que apenas haya trascendido en los medios de comunicación, ni siquiera locales, información al respecto. De hecho, solo el diario Málaga Hoy publicó a tiempo la noticia, mientras que Diario Sur lo hizo varios días después del inicio de los trabajos de demolición. En ambos casos la noticia se limitaba a constatar los hechos y, a lo sumo, indicar que "el proyecto de los propietarios prevé ejecutar sobre el solar una nueva promoción de viviendas". No se cita, por tanto, causa alguna para la demolición, ni se hace referencia a ningún expediente, ni formal/ordinario ni con carácter de urgencia, de declaración de ruina (que, por otra parte, sería difícil de creer, por más que las semanas anteriores hubieran puesto una redecita "protectora").

Y aún en el caso de que el edificio hubiera realmente representado un peligro real, bien podrían haberse apuntalado las fachadas -sistema muy conocido y consolidado en esta ciudad- y procedido a reformar íntegramente el interior. Pero no ha sido así, y no solo se ha perdido el edificio, sino que también se han perdido elementos singulares que, como mínimo, por sí mismos merecían al menos -atendiendo a las Ordenanzas PEPRI- un Grado II de Protección Arquitectónica (obsérvense las hermosas e históricas molduras, balconadas, rejerías y carpintería, en los paneles gráficos adjuntos).



Espero que esta información ayude a algún POLÍTICO DECENTE (¿oxímoron?) a -al menos- plantear en el Pleno Municipal algunas preguntas sobre los motivos por los que Málaga se permite perder un patrimonio histórico como el demolido en esta ocasión, o sobre qué tipo de edificio va a construirse ahora y si su estilo arquitectónico será otro bodrio como los que en estos últimos años se han puesto tan de moda en pleno Casco Histórico Protegido, y que consisten en minimalistas cubos de hormigón pálido (¡sí, justo como el hotelito diseñado por los becarios de Rafael Moneo que pretenden levantar sobre "La Mundial") que destrozan la armonía del Conjunto Histórico-Artístico del Centro de Málaga y que degradan gravemente el paisaje urbano histórico de Málaga.



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